Fabián Santa Cruz no será olvidado en el fútbol argentino. Aunque, posiblemente, su recuerdo no sea de los más gratos… El ex volante central está en la historia por haber sido el protagonista de la primera expulsión en la carrera de Juan Román Riquelme y no fue, justamente, por haber recibido una patada del actual presidente de Boca.
Los inicios de Fabián Santa Cruz
Nacido en Lomas de Zamora el 28 de febrero de 1980, Fabián Santa Cruz comenzó su campaña en Banfield, uno de los tantos clubes que pueblan la zona Sur a la vera de las vías del tren Roca. No le tocó el mejor momento del Taladro para hacer su debut: su primera vez ocurrió en 1997, con los de verde y blanco descendiendo a la B Nacional.
Acostumbrado al roce y la batalla del mediocampo, Santa Cruz fue parte del ascenso del Taladro a Primera, en la temporada 2000/01, con un José Luis Garrafa Sánchez espectacular. De vuelta en la élite, Santa Cruz siguió siendo importante en el plantel conducido por el uruguayo Luis Garisto y acumuló más de 40 partidos en la Primera División.
Su tarde de gloria, o por lo menos de fama, fue el 28 de abril de 2002 contra Boca. A partir de ahí, su carrera cambió para siempre…
La piña de Juan Román Riquelme a Santa Cruz
Aquel día, Banfield recibía en el Sur a un Boca que venía de ser bicampeón de la Copa Libertadores y era dirigido por Oscar Washington Tabárez tras la partida de Carlos Bianchi. Como cada enfrentamiento ante el Xeneize, era todo un suceso para el Taladro. Y Garisto, defensor duro de principio de los 70, convenció a sus muchachos de que se trataba de una gran chance para ellos: “Este es de ustedes dos”, les dijo a Fabián Santa Cruz y a Cristian Leiva, el doble 5 que solía alinear. “Este” era Juan Román Riquelme…
“Era imposible sacarle la pelota a Riquelme: te ponía el brazo, mantenía la pelota y la cubría con todo el cuerpo, era una roca. Lo veías flaquito pero cuando ibas al choque, se te plantaba, era increíble”, recordó Santa Cruz tiempo después de su duelo contra el Diez histórico de Boca. Disminuido futbolísticamente, Santa Cruz decidió recurrir a otros artilugios…
A los 37 minutos del primer tiempo, Riquelme pisaba la pelota en la mitad de la cancha cuando se frenó, se dio vuelta y le metió una trompada impresionante a Santa Cruz. El árbitro Fabián Madorrán, algo confundido, le mostró la roja a Román. El enganche le explicó entonces al juez lo que había pasado: “Me metió el dedo en el culo…”.
La repetición fue clarita: Santa Cruz decidió tocar a Riquelme para sacarlo de quicio. Le funcionó y dejó a Boca, que ya había sufrido la expulsión de Roberto Abbondanzieri, sin su gran figura. Si bien después el mediocampista de Banfield también fue echado, por doble amarilla, el Taladro terminó festejando aquel domingo al mediodía: fue 1-0 ante un Boca que había formado varios suplentes. La jugada de Santa Cruz y Riquelme quedó para la historia.
El día después del incidente
“No estoy arrepentido por lo que hice, ya pasó y quedó ahí. Hay cosas que vi en el fútbol mucho más groseras”, intentó defenderse Santa Cruz tiempo más tarde. Lo cierto es que aquella jugada lo marcó. Por esa acción desleal es recordado aún hoy. Su posterior recorrido en las canchas argentinas no registra episodios destacados.
Gimnasia y Esgrima de Entre Ríos, Chacarita Juniors, Sarmiento de Junín, Tiro Federal, Juventud de Pergamino, Brown de Adrogué, Almagro y Deportivo Merlo: la carrera de Fabián Santa Cruz fue diluyéndose en el Ascenso. Sin las grandes luces de la Primera, al cabo de su retiro se las tuvo que rebuscar: trabajó como playero de una estación de servicio, de remisero, en una fábrica metalúrgica…
“Es muy difícil dejar el fútbol y adaptarse a otro laburo”, confiesa al día de hoy. El caso de Fabián Santa Cruz es curioso: pese a no haberse destacado por goles ni gambetas, ningún futbolero se habrá olvidado de su nombre.